En Estados Unidos, el tema de la violencia/gaming ha vuelto al tema tras la masacre ocurrida hace dos semanas en la secundaria Marjoty Stoneman Douglas High School de Florida, en la que perdieron la vida 17 personas. Además del tema de los juegos, desde entonces también se empezó a hablar del desarme.
A la luz del hecho, el presidente Donald Trump dijo que tiene la intención de reunirse con ejecutivos de la industria para discutir el asunto.
Trump, en un discurso durante una asamblea con diputados y expertos en armas de fuego, dijo estar "indignado" por el tipo de material que consumen los niños, criticando además la autorización que dan los padres. Sugiere que se revise la clasificación por edades en todas las áreas audiovisuales, especialmente en los juegos.
La Asociación de Software de Entretenimiento, la ESA, la principal asociación comercial vinculada a los juegos, emitió un comunicado en el que afirma que no ha recibido ninguna invitación de Donald Trump. Para colmo, la ESA subrayó que no existe una analogía concreta entre la violencia y los videojuegos.
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La industria de los videojuegos tiene una larga historia de asociación con los Estados Unidos y más de 20 años de calificaciones de videojuegos [por] la Junta de Clasificación de Software de Entretenimiento. Tomamos medidas firmes para proporcionar herramientas que ayuden a los jugadores y padres a tomar decisiones de entretenimiento informadas".
El asunto, por supuesto, genera mucha controversia en ambos lados. Los jugadores argumentan que los juegos no ofrecen este poder y que los juegos no influyen en la personalidad de cada persona. Otros, sin embargo, afirman que los videojuegos pueden ser dañinos, especialmente cuando se comparan con otros medios.
