El FBI, tras varios intentos fallidos de pedirle a Apple que rompiera la confidencialidad del iPhone del terrorista Syed Farook, de San Bernardino, acabó encontrando un medio de acceso a través de una herramienta de hackeo. Apple, luego de eso, fue en busca de información sobre cómo funciona esta herramienta y sobre la vulnerabilidad explotada.
El proceso fue clasificado por la oficina como secreto, y los intentos de Associated Press, USA Today y Vice News de revelar la herramienta utilizada en ese momento también fracasaron.
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La divulgación convertiría a la empresa en blanco de represalias, lo que podría ocurrir a través de hacks y exploits, y que muy probablemente no sería capaz de resistir, según Chutkan. Para colmo, revelar el valor enviaría un mensaje a los "adversarios" sobre la preparación con la que el FBI puede usar la herramienta en el futuro.
El magistrado también rechazó el argumento de que la cita del exdirector del FBI James Comey sobre tener un precio "muy alto" equivale a una divulgación oficial que solicita una versión más amplia. Según la decisión, la información debía ser más específica.
Para colmo, aunque Comey dijo que la herramienta solo era válida en un iPhone 5c con iOS 9, el FBI podría, en teoría, pedirle al desarrollador que creara una implementación para poder expandir su uso a otros modelos. Por lo tanto, el juez cree que si el vendedor queda expuesto, podría "poner en peligro los esfuerzos futuros del FBI para proteger la seguridad nacional".
Los defensores de la privacidad dicen que el hecho de que el FBI tenga ese poder podría representar un riesgo para la libertad de expresión. Incluso sin el conocimiento de la escapatoria explotada, Apple no tiene la capacidad de proteger a los usuarios de otros ataques.